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Haití Alta

Hace más de una década que las tropas chilenas llegaron a Haití con la finalidad de contribuir a la difícil realidad que vive esta nación, donde confluyen altos índices de pobreza, desigualdad y debilidad de las instituciones. Durante el último periodo de la presencia chilena en este país, el General de Brigada, Andrés Fuentealba, fue el encargado de la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití (Minustah). El militar dictó una charla en el curso de pregrado que imparte la profesora Nicole Jenne, donde dio a conocer la experiencia de las tropas en la zona.



Tragedias, guerras e inestabilidad política 

Fuentealba explicó que entre las complejidades que enfrenta Haití, está el hecho de que no existen datos oficiales. Sin embargo, hay múltiples ONGs e instituciones extranjeras que contribuyen con estudios y trabajo en terreno. “Cuando ocurrió huracán Mathew (2016) se detectaron tres mil ONGs”, ilustró. Esta tragedia dejó casi mil personas fallecidas y sumó sus consecuencias a las del terremoto de 2010, que cobró más de 220 mil víctimas fatales. 

Haití cuenta con una población cercana a los 10 millones y medio de habitantes, sin embargo acotó el militar, hay que considerar que muchos niños no son inscritos. Esta situación, señaló,  deriva en una serie de problemáticas asociada a la entrega ilegal de menores de edad en “contextos maliciosos”. 

Otra consecuencia de la ausencia de registros, continuó Fuentealba, es que “no hay cómo controlar el fraude electoral”. De esta manera, ocurre que en periodo de elecciones algunos partidos políticos contratan a personas para hacer desmanes y a otros para que voten más de una vez en distintas localidades.

El militar también analizó la tradición histórica de Haití. Relató que tras una masiva colonización ocurrida a fines de 1600 se decidió que la zona occidental del país pertenecía a Francia y la oriental a España. Si bien, continuó, la Revolución Francesa supuso la libertad de las colonias, “en Haití las plantaciones eran de franceses, por lo que algunos decidieron n no hacer caso e invadierin la isla por el lado español”. 

Una seguidilla de cambios de bando entre quienes apoyaban o no a los franceses fue lo que se vivió en ese entonces, expresó Fuentealba. Y fue hasta comienzos de 1800 que Haití alcanzó la independencia.  

Desde ese entonces hasta la actualidad, Haití se ha caracterizado por ser una nación inestable políticamente. “Pese a que existe un Consejo Electoral Provisional, existen múltiples fraudes”, dijo. Fuentealba ilustró la diferencia de contexto político en términos de que en elecciones pasadas han llegado a haber hasta 53 candidatos presidenciales. Asimismo, llamó la atención sobre las diferencias que existen entre partidos políticos como “el Partido Haitiano Cabeza Rapada o la Liga alternativa para el Progreso y la Emancipación Haitiana”. El actual presidente de Haití es Jovenel Moise (Partido Haitiano Tet Kale). 

El General de Brigada, dio cuenta de que a lo largo de la historia política de Hatí no ha habido muchos presidentes con mandatos completos. Momentos de crisis se vivieron en el país con la presidencia de Francois Duvalier desde 1957 hasta 1971, “llamado Papadoc porque fue un médico que atendía gratis” y que se caracterizó por duras políticas de violencia. 

Papadoc, aseguró Fuentealba, dictaminó una “democracia vitalicia y hereditaria”, de manera que su hijo, apodado Babydoc, lo sustituyó y sólo fue derrocado hacia 1986. 

“Desde 1803 hasta ahora sólo cinco personas terminaron periodo presidencial. Eso muestra cómo es la institucionalidad haitiana”, enfatizó el General. Esta falta de institucionalidad, aseguró, se refleja además en la ausencia de un sistema público de salud. Sobre el financiamiento de las elecciones, manifestó que está a cargo de la comunidad internacional. 

Esta situación, a la vez, ejemplifica la pobreza de este país, que en términos de necesidades básicas tampoco cuenta con una red de agua potable, ni eléctrica, ni de alcantarillado. Se estima que los haitianos viven con cerca de un dólar al día.



Sobre la Minustah

Hacia el final de su presentación, el General de Brigada se refirió a la administración del país y expresó que hay una de carácter local y otra a cargo de organismos internacionales. Entre las situaciones de riesgo y problemas de seguridad ciudadana, el militar dio cuenta de tráfico de drogas, de personas y terrorismo. Frente a este panorama, señaló, existe la fuerza policial y militar.
 
Por otro lado, Fuentealba aseguró que desde el terremoto de 2010 la nación no se ha recuperado, de manera que la crisis que se vive desde entonces ha buscado ser controlada desde el ámbito internacional, por parte de la ONU. En este contexto, “las misiones militares realizan diversos tipos de patrullaje, de corto, medio y largo alcance”, explicó.

En el desarrollo de estos patrullajes, relató el militar, han debido recorrer sitios como Cité Soleil, zona caracterizada por presentar altos índices de pobreza y densidad poblacional. “Es un lugar donde ocurre mucho narcotráfico y contrabando. Está dividido en tres zonas: Brooklyn, Boston y Nueva York”. 

En relación a los riesgos que enfrenta la población, añadió Fuentealba, “las misiones humanitarias significan un gran apoyo” y agregó que “requiere una agresiva la entrega”, en referencia a los riesgos que las propias tropas enfrentan en los sitios más peligrosos. Otro hecho que muestra los contrastes que se viven en Haití, son los altos precios del mercado formal, frente a una evidente realidad de pobreza.

Mientras vivió a cargo de la Minustah, Fuentealba aseguró que se trató de un periodo de aprendizaje, con dificultades. Ser testigo de la escasez de agua, manifestada en la salida masiva de los haitianos para lavarse en la lluvia, ver el colapso del transporte público y absorber una realidad compleja, muy diferente a la de Chile, será una experiencia inolvidable. En términos militares, manifestó, “se ganó en entrenamiento y prestigio”.